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Pacheco de Melo 1827, P.5º

C.A.B.A. | Argentina

FOBIA A VOLAR

FOBIA A VOLAR

LIC. NORAH MICHELLI

Viajar en avión se ha convertido en un recurso imprescindible en la vida moderna. La globalización hace que las personas deban visitar oficinas en otras partes del mundo, y la economía empuja a muchos a emigrar, poniendo distancia entre ellos y sus seres queridos.

Volar se ha vuelto un recurso muy eficiente para acortar distancias y mundos.

Viajar en avión se ha convertido en un recurso imprescindible en la vida moderna. La globalización hace que las personas deban visitar oficinas en otras partes del mundo, y la economía empuja a muchos a emigrar, poniendo distancia entre ellos y sus seres queridos.

Volar se ha vuelto un recurso muy eficiente para acortar distancias y mundos.

Volar es una de las formas más seguras de viajar. Así lo prueba un estudio realizado por el Dr. Arnold Barnett, profesor de estadísticas del M.I.T. (Instituto Tecnológico de Massachusetts), según el cual la probabilidad de morir en un accidente aéreo es de ¡1 en 90 millones! Barnett comenzó a estudiar las estadísticas de los accidentes aéreos debido a su propia fobia a volar. Llegó a conclusiones muy interesantes que hechan por tierra mitos como que en un accidente aéreo no hay víctimas y también descubrió que los medios de comunicación otorgan un espacio muchísimo mayor de publicación a los accidentes aéreos que a otras causas mucho más frecuentes de muerte como el sida, el cáncer, las enfermedades cardiovasculares,  etc.  De esta manera, se crean ideas distorsionadas de la realidad.

Asimismo,  la Junta Nacional de Seguridad del Transporte de los Estados Unidos de Norte América, registró para 2012, 35.531 víctimas fatales  en accidentes de transporte,  de las cuales 33.561 correspondieron a accidentes en  carreteras y sólo 449 a la aviación.

Sin embargo, 1 de cada 10 personas tiene miedo a volar y ni siquiera lo intentan y 20% lo hace pero con mucho malestar.

No todos temen lo mismo. Hay quienes temen estar encerrados, otros perder el control,  y muchos creen que una simple turbulencia puede hacer que el avión se rompa y caiga y morir.  Otros sufren ansiedad anticipatoria, es decir, piensan en el viaje y sufren pero una vez que están arriba del avión, el malestar pasa.

Pocos saben que nunca en la historia de la aviación comercial ha caído un avión por turbulencia. Esa idea irracional e ilógica y muchas otras son las que deben repensarse en un contexto terapéutico para poder liberarse de este trastorno.

La buena noticia es que los trastornos de ansiedad, entre los que se incluyen las fobias específicas, tienen buen pronóstico. A través de un tratamiento cognitivo conductual breve se puede superar esta ansiedad. 

En Fobia Club, brindamos un tratamiento de 6 a 8 sesiones, en el que incluimos:

·         Psicoeducación:  Damos información sobre cuestiones básicas de la aeronavegación y de los trastornos de ansiedad. El desconocimiento crea mucha ansiedad. Saber alivia y devuelve el control perdido.

·         Reestructuración cognitiva: Detectamos aquellas creencias que disparan la ansiedad y las desafiamos con lógica y datos. Enseñamos a pensar el tema de otra manera para que podamos vivirlo con tranquilidad.

·         Técnicas de relajación: Aprender a autorregular nuestras emociones es fundamental para poder reducir la ansiedad y manejar cualquier temor que pudiera surgir. Se aplican técnicas de respiración abdominal y relajación muscular.

·         Exposición: la exposición se realiza a través de visitas a aeropuertos y aviones en tierra. Hablamos con pilotos, mecánicos, tripulantes.  La exposición ayuda a habituarse al objeto fóbico y así desensibilizarse.

·         Medicación:  En algunos casos, el tratamiento farmacológico podría resultar de ayuda, pero será administrado de acuerdo a cada caso. En la Fundación, contamos con médicos psiquiatras que podrán evaluar al paciente y determinar si es necesario indicarlo. 

·         Vuelos terapéuticos grupales o individuales: Viajar con un terapeuta genera un contexto de tranquilidad que ayuda a exponerse por primera vez.  Sin embargo, a veces, debido a circunstancias personales,  el primer vuelo se hace con amigos o familiares y hay quienes simplemente ya se animan a volar solos.

Una vez que se ha vivido una primera experiencia volando, luego del tratamiento, el hecho de haberlo hecho sin temor, anima a seguir volando y entonces cada vez se vuela con mayor comodidad. Recuperar el placer de volar y poder alcanzar los fines deseados, como visitar familiares, ir de vacaciones con amigos, avanzar laboralmente, etc., ayudan a seguir exponiéndose y así superar completamente esta fobia.

Volar no es especialmente peligroso. Es una actividad humana como cualquier otra, con los riesgos de cualquier otra que realicemos a diario.

La fobia a volar es un problema que tiene solución. Es fácil de superar y se puede lograr en poco tiempo.  

LIC. NORAH MICHELLI

Fobia a los Sapos

Fobia a los Sapos

Mi nombre es Denise Yerien y tengo13 años. Desde pequeña tuve miedo a los sapos y a las ranas. Mi vida estaba limitada.
Esto ocurrió hasta el verano de 2003; me fui de vacaciones a un country. Presentía que iba a ser difícil pero no imaginé lo que ocurría.

A los 15 días tuve mi primer ataque. Vi una rana y se desencadenó el miedo. Sentí náuseas, lloraba, gritaba, quería que la sacaran.

Desde ese día me sentí intranquila.
Al día siguiente tuve otro ataque. Una rana estaba en mi bata de baño.
Volvió a ocurrir lo mismo. Hasta el día de hoy no puedo tocar la bata, aunque intente. Ese día tomé conciencia de que debía iniciar un tratamiento.

Al volver de mis vacaciones mis padres buscaron un lugar a donde recurrir.
Mirando la televisión descubrimos a la Fundación Fobia Club y nos pusimos en contacto con ellos. Asistimos a una charla informativa y decidí iniciar un tratamiento.

A la semana realicé una serie de estudios y tuve una consulta con el Dr. Oscar R. Carrión y él me derivó al Lic. Gustavo Bustamante.
Comencé el tratamiento el 26 de marzo de 2003.

Al principio sentía miedo e inseguridad porque no sabía qué iba a pasar, pero después fui tomando confianza y tranquilidad.

El tratamiento incluía el contacto con los sapos y las ranas. Llevé una rana de agua a mi casa y luego a la Fundación y allí fue mi primer acercamiento a ellas.
En el presente el miedo quedó atrás, puedo caminar tranquila, y tengo a un sapo llamado Perme de mascota.

Espero que mi testimonio les sirva para tomar conciencia y afrontar los miedos como lo hice yo, ya que seguramente no se dan cuenta de las cosas lindas y placenteras que se están perdiendo.

Así como siento que puedo vivir y disfrutar plenamente de momentos y situaciones que antes me provocaban disgusto.

Cualquier persona que quiera comunicarse conmigo puede hacerlo a mi casilla de e-mail: [email protected]

Fobia a las verduras

Fobia a las verduras

Si alguien me veia hace veinte años a la hora de comer, su conclusión era esta nena es una caprichosa, o con una mirada apuntando más al consentimiento que al deber, es chiquita todavía, no importa si no come verduras hoy, las va a comer mañana. El problema es que es habitual que los chicos pequeños hagan berrinches a la hora de comer verduras y que los padres y médicos, en vez de ponerse firmes, lo dejen pasar como una etapa por la cual todo nene pasa.
Una vez que se pasan veinte años sin poder comer una verdura, ya los límites se cruzaron, es definitivo que existe un problema más allá del capricho.

Cuando era chica, se trataba de justificar con respuestas llenas de nada. Según mi pediatra no tenía nada, estaba creciendo bien, asi que mi mamá no se tenía que preocupar por nada, ya va a pasar. Más allá de no comer en mi casa o no comer cuando iba a lo de mis abuelas, había que explicar a todo aquel que tuviera la voluntad de invitarme a comer que no tenia que tener nada verde la comida. Que con un churrasquito con puré (de papas, porque la calabaza no la podía ver) estaba bien, que no se preocuparan, que si era mucho problema iba después de comer.


Una vez que fui creciendo y empecé a organizar por mi misma mi vida social extrafamiliar, la que daba excusas era yo. Una de las mas repetidas era sabes, no me gusta eso, preferiría comer esto otro o sino la búsqueda frenética en los meses de los restaurantes comidas sin verdes, sin rojos, sin colores en definitiva. O sea, con un bife de chorizo con papas fritas yo estaba más que bien.

Si, los pronósticos de mi pediatra se cumplieron, llegué al máximo de crecimiento (mido 1,80mts, el doble de lo que medía a los dos años), pero con muchísimos inconvenientes detrás: un sobrepeso excesivo, dolores en las rodillas, en la cintura, en la espalda. Todo producto de una falta de dieta variada. Ya había sobrepasado el capricho. Cada vez que intentaba probar algo que no estuviera dentro de mi menú habitual era una carrera sin obstáculos al baño a vomitar. O sufrir nauseas con solo pensar en probar u oler algún plato de esos que los demás comían con todo el gusto del mundo. Mi limitado mundo de carnes rojas, pollo, papas, arroz, arvejas, esporádicas pastas y zanahorias me estaba haciendo mucho daño.

Comencé a manifestar manchas en el cuerpo, producto de una elevada insulina en sangre, por lo que mis nuevas médicas se pusieron firmes para hacerme entender que necesitaba un cambio en mi vida. Empecé con una terapia que me ayudó a entender la enfermedad de mi padre pero que no me ayudó nada con el tema de la comida. Hasta que salió un artículo en el diario Clarín en el verano de 2005 sobre los comedores selectivos y los centros donde se ofrecía ayuda para estos. Ahí me di cuenta que no estaba sola en el mundo y que había gente preparada para ayudarme.

Me costó acercarme al Fobia Club. Siempre encontraba una excusa para no llamar, hasta que un día, comprando unos libros con mi mamá me decidí, crucé la calle, entré en un locutorio y llamé. En mi mente ya sabía lo que me estaba pasando, yo quería un turno con algún profesional y que empezara el tratamiento. Pero me mandaron a la charla informativa, eso me enojó mucho, porque yo quería que las cosas se resolvieran en ese mismo momento. Una vez que había tomado la iniciativa y tenía que seguir ciertos pasos antes de llegar a la consulta. Me callé la boca y con un coraje que no sabía donde lo tenía guardado, fui a la charla informativa. Por supuesto llegué tarde, me senté en el fondo escuché todo lo que dijeron y me fui, tratando de pasar desapercibida.

El día siguiente lo primero que hice al levantarme fue llamar al Fobia Club para pedir un turno para la consulta de orientación con el Dr. Gustavo Bustamante, que fue en abril de 2005. Hice todos los estudios que me ordenaron, las consultas necesarias y el tratamiento formal empezó el mediodía del 6 de junio. En cuatro sesiones con la Lic. Valeria Marzucco interioricé ciertas herramientas para enfrentar mi fobia a los vegetales, o lachanofobia. En julio ya me estaba enfrentando al enemigo, una ensalada de lechuga. Pero la comí, con algunos pensamientos negativos presentes, pero sin la visita habitual al baño. Así seguimos probando distintas alternativas llenas de colores y sabores nuevos, combinando cosas que jamás hubiese pensado que iban a pasar a mi estómago. En el medio del tratamiento falleció mi papá, lo que me dio mucha inseguridad porque él era un pilar en esta recuperación del tiempo perdido. Por suerte ganó la voluntad al miedo y a la tristeza y seguí adelante, no solo comiendo en el consultorio, sino comiendo en casa y, muy de a poco, comiendo enfrente de distinta gente que no fuera mi mamá.

El martes 13 de diciembre de 2005 fue la exposición crucial, el día V, la visita al restaurante vegetariano. Me sentí muy orgullosa de poder comer algo fuera de la rutina, algo que no fuera preparado cuidadosamente por mi mamá y con la gente que pasaba e inevitablemente miraba.

Tengo que seguir con el tratamiento de medicamentos, bajo la atenta mirada de la Dra. Rivetti y el Dr. Carrión, e ir a sesiones mensuales con la Lic. Valeria, pero la terapia fuerte, casi de shock al decir de mis amigas, ya pasó a la historia. Todo depende de mi, seguir probando comidas nuevas, incorporar nuevos sabores a mi dieta, no dejar que el miedo a lo desconocido se apodere de mi y me paralice, porque eso sería traicionarme a mi misma y a todos aquellos que están a mi lado queriendo que mi vida mejore para siempre.

DIANA MOLINA
[email protected]

Fobia a los insectos

Fobia a los insectos

Hola. Soy Martín Pueblas, tengo 14 años y les escribo porque me gustaría contar mi experiencia en el Fobia Club y poder ayudar a gente que padece de alguna fobia. Todo empezó un día cuando en el diario Clarín vi un informe sobre las fobias en el cual se mencionaba al Fobia Club.

Les cuento. Yo le tenía fobia a los bichos: abejas, cucarachas, abejorros, grillos, etc. Era ver uno y ya ponerme alerta, respirar entrecortadamente, subía mi ansiedad, en fin los síntomas de un fóbico ante la situación temida. Esta fobia la tuve aprox.

Desde los 8 años. Mi mamá me decía que con el tiempo se me iba a curar, pero resultó ser al revés: a medida que pasó el tiempo la cosa se agravó; ya me costaba mucho pasar cerca de una planta, la primavera y el verano casi no me gustaban un montón de cosas que empeoraban mi calidad de vida. Yo siempre les dije a mis papás que me quería curar la fobia, y estaban buscando un lugar para curarme. Cuando apareció la nota del diario Clarín la guardamos (era otoño).

Pero un día de agosto que hizo calor, abrí la puerta y entró un moscardón; mis papás ya se habían acostado y yo me quedé leyendo un rato. Cuando entró el moscardón la sangre se me congeló y me fui corriendo a mi pieza cerrando la puerta. Estuve indeciso durante 20 minutos y luego me animé a abrir la puerta. Salí y vi al moscardón en el baño, en la pared opuesta a la puerta. Cerré la puerta del baño enseguida, sin apagar la luz. Le hice una nota a mi papá poniendo que me perdonara y que no lo podía controlar; hasta le hice la cuenta de cuánto gastaría la luz prendida toda a noche (0.01$). Así que le dejé la nota y me encerré en mi pieza. «Sellé» la puerta con una toalla y puse Cinta Scotch en la cerradura. A pesar del calor me tapé hasta arriba y tardé en dormirme.

Este hecho hizo que mis papás buscaran una solución rápidamente, y mi mamá se acordó del recorte del diario. Concurrimos a la reunión que todas las semanas tiene lugar en la calle Junín 1445 (Cap.), y luego de escuchar las palabras del Dr. Carrión fuimos a pedir un turno para ver el tratamiento que tendría que seguir.
Después de hacerme los análisis que me mandaron a hacer , comencé el tratamiento psicológico con el Dr. Gustavo Bustamante.

En la primera sesión fuimos a una librería a tocar fotos de bichos; no me costó mucho, pero no cambió mucho mi vida (el Dr. Gustavo me había dicho que aprox. En 8 sesiones, 1 por semana, tendría que estar curado).

En la segunda y tercera sesión fuimos a la plaza que está en frente al cementerio de Recoleta. Había unas flores donde había muchas abejas, y de repente pasó un abejorro zumbando fuerte, y yo corrí grite, lloré, me sentí mal todo al mismo tiempo. Ahí Gustavo pudo ver Mi Fobia. Obviamente mi vida no cambió, pero tuve paciencia.

En la siguiente sesión fuimos a los canteros que hay en el Village Recoleta, y no tuvimos mucha suerte. Luego en la siguiente semana tuve que atenderme con Jacqueline porque Gustavo no podía. Fuimos a la plaza que está enfrente del cementerio de Recoleta, y me quedé 45 minutos abajo del árbol de las abejas; un avance muy importante, pero no el más importante.

La siguiente sesión fue con Gustavo. Le conté lo que había hecho con Jacqueline y fuimos a los canteros del Village Recoleta, sin éxito alguno. Ahí Gustavo me dijo que la próxima sesión sería en el Jardín Botánico. Así que ahí fui (aunque nos desencontramos) y creo que esta fue la sesión más importante.Caminábamos por el Botánico en busca de «mis amigos» cuando de repente vi un abejorro (uno de mis bichos más temidos) y se lo dije a Gustavo: me dijo que me acerque.

Poco a poco me fui acercando al árbol, muy nervioso, con mucho miedo. La verdad es que la pasé muuuuuy mal. En un momento había 10 abejorros sobre mi cabeza y yo quieto abajo a punto de llorar. Hasta que se acercó uno aproximadamente a medio metro y no salí corriendo. Consumí toda la fuerza de voluntad que tenía y al final ya los abejorros no me asustaban tanto; hasta vi como chupan la flor. Después de 20 minutos abajo del árbol ya me podía reír y estar algo relajado.

Ya casi no tenía miedo. En la próxima sesión fuimos al mismo árbol, y había algunos abejorros, pero esta vez me acerqué sin miedo, ya directo abajo del árbol. Gustavo me tiraba ramitas, pero ya no me sobresaltaba como antes: me quedaba quieto contemplando los abejorros. Me sorprendí a mí mismo. En la última sesión Gustavo me dio como tarea tocar un abejorro, y lo hice. Costó porque vuela muy alto y en cuanto uno los quiere tocar se van. No sentí nada más que el golpe que me di con el abejorro (antes veía uno a 10 metros y ya me ponía mal).
La verdad estoy muy contento porque mi vida cambió mucho. Ahora estoy disfrutando mucho del verano y voy a poder ir al club a jugar al aire libre, dormir debajo de árboles, etc. Estoy muy agradecido con la Fundación y obviamente con Gustavo, ya que fue el que me ayudo a superar mi fobia.

Martín Pueblas

Fobia a las inyecciones

Fobia a las inyecciones

Mi nombre es María Eugenia Canada, tengo 11 años de edad mi testimonio es el siguiente:
Cuando tenía 6 años tuve que aplicarme una vacuna correspondiente a esa edad, yo no sabía mucho lo que era sacarse sangre o aplicarse vacunas.

Al llegar al hospital me aplicaron la inyección, yo sentí muchos nervios, un dolor terrible, estaba muy mal, era la primera vez que pasaba por esa situación, no quería repetirla.

Después de aquella experiencia nunca más pude exponerme a las inyecciones!
Como yo tengo muchos miedos, mi mamá decidió llevarme al «FOBIA CLUB» donde me iban ayudar a superarlos. Mi primer consulta fue con el Dr.Gustavo Bustamante y el Dr. Carrión, quienes me explicaron que una de las primeras cosas que debía realizar para empezar el tratamiento era un estudio de sangre ahí me volvieron todos los recuerdos de los 6 años de edad, aquella inyección tan fea y dolorosa!, me puse muy nerviosa y me negué a realizar ese estudio.

Le dije al doctor que me daba terror sacarme sangre y me respondió que no había problema que primero iban a tratar mi fobia a las inyecciones. Estuve varias semanas (16 sesiones) para tratar este miedo, hasta que se me fue yendo poco a poco, y finalmente pude hacerme el estudio y hoy puedo sacarme sangre sin ningún problema!!!

Les aclaro que otro de mis miedos es a la oscuridad y a dormir sola, pero recién estamos comenzando a trabajar esta fobia, el nuevo desafío en mi tratamiento es contarles en breve tiempo (próximo testimonio) cómo lo fui superando.

LES DOY LAS GRACIAS A VALERIA MARZUCCO POR AYUDARME Y TENERME TANTA PACIENCIA. TAMBIEN AGRADEZCO A LOS DEMAS DOCTORES QUE ME TRATARON TAN BIEN.
MUCHISIMAS GRACIAS PORQUE HOY YA NO TENGO MAS MIEDO A LAS INYECCIONES.

Si alguien tiene alguna duda o se siente identificado con lo que les conté, pueden pedir mi mail en la institución.

La depresión y la dieta

La depresión y la dieta

Quizás desde el conocimiento de la misma existencia de la depresión hace ya miles de años, se busca una correlación de la misma con factores dietéticos, conociéndose así también desde antiguo la relación existente entre apetito y depresión.

Otros trastornos del sistema nervioso han sido correlacionados con la dieta. Desde principios de siglo, por ejemplo se preconizaba una dieta basada en un fuerte consumo de grasas como tratamiento para mejorar la epilepsia.

Muchas veces,las medidas higiénico-dietéticas incluían prohibiciones por ejemplo de sustancias estimulantes o picantes y en otras se indicaba su consumo para mejorar el estado de ánimo.
Una relación de tipo mágica y primitiva se establece a veces entre un alimento sobre todo si posee determinada forma, o proviene de un animal de gran energía, o de una zona de éste a la que se cree dotada de poder.

Así es que aún hoy, se cotiza enormemente en ciertos países el polvo de cuerno de ciervo, y más aún el cuerno de rinoceronte a la que se atribuyen poderes afrodisíacos.

La dieta no estuvo entonces exenta de los «favores» de cuanto charlatán anduviera suelto, recomendandose todo tipo de pociones elíxires, pócimas o «gualichos» para producir determinados efectos sobre el humor o la conducta de otras personas.

También por factores comerciales, o sea el charlatanismo moderno, se ha dotado a ciertos alimentos de presuntos poderes exepcionales ya que, aunque poseyendo a veces ciertas virtudes, de ninguna manera sobrepasan las de cualquier otro alimento natural. Así fué que se han visto las modas de la jalea real,de la lecitina,de los brotes de soja, del extracto de raiz de ginseng,de los lupines etc.

En otros casos , la propaganda se encarga de crear alimentos diabolicos,que son sustituidos por otros que no tienen la temida sustancia.Hoy asistimos al terrible prejuicio contra el colesterol. «Use solo aceite x:» «No tiene colesterol» ¡Como si algún aceite tuviera colesterol! Y allí va el sujeto a comprarse el aceite «sin colesterol» que por supuesto vale el doble que los otros, muy preocupado por su salud mientras se fuma tres atados de cigarrillos por día y permanece sentado la mayor parte del día.

Desde el punto de vista puramente científico, también han sido enormes los esfuerzos por vincular a determinados alimentos, o tipos de dietas,con trastornos nerviosos y ultimamente, con la producción de neurotrasmisores.

Dr. Oscar R. Carrión

Trastornos de aprendizaje y depresión

Trastornos de aprendizaje y depresión

Hablando en nuestra entrega anterior de los prejuicios de la gente ante la consulta psiquiátrica habíamos mencionado la relación existente entre los niños con trastorno de aprendizaje y el problema de la DEPRESION.

Refiriéndonos a los problemas de aprendizaje, los más frecuentes pueden separarse entre tres grandes grupos.

a) el de los niños con escaso nivel intelectual o sea aquellos cuyo nivel de inteligencia es menor que el promedio estadístico esperado para su grupo o población.

b) los niños con problemas socio-emocionales o sea el grupo de niños que debido a un trastorno emocional, por dificultad de relación con sus padres, trastorno de personalidad,carencias afectivas, nivel socio-económico fuertemente carenciado etc,presentan también una dificultad de aprendizaje que puede superarse si se logra corregir el problema original sobre todo en etapas tempranas y

c) el grupo de los trastornos de la lectoescritura, que a su vez podremos dividir en dos subgrupos:

1) los niños con inmadurez neurológica o madurez tardía, que tardan más tiempo que el promedio en desarrollar funciones o destrezas determinadas pero que si se espera y son adecuadamente estimulados corrigen posteriormente el problema.

2) el problema de los niños disléxicos, que como anticipáramos, se trata de niños con problemas en el reconocimiento de los símbolos gráficos, leídos o escritos y que generalmente presentan en forma asociada,problemas de inmadurez cerebral,trastorno de la división interhemisférica cerebral de las funciones,trastornos motrices como torpeza para los movimientos finos y problemas de personalidad sobre todo en la esfera del estado de ánimo.

A éste último grupo nos referiremos en particular.

Como dijimos, se trata de niños con una característica dificultad para la lectura con un nivel de inteligencia ABSOLUTAMENTE NORMAL EN OTRAS AREAS, marcada dificultad para la escritura,con letra deformada plena de errores ortográficos,cambios de letras inversiones en espejo confusiones de forma o sonido entre una y otra letra que a veces transforman la escritura en una jerga ininteligible.
Estos niños, frecuentemente presentan ritmos lentos al electroencefalograma, dificultades de la coordinación visomotriz que se manifiestan en sus test o en torpeza en la realización de complejos movimientos como abrocharse o naturalmente escribir.

Si bien son muchas las causas que pueden dar origen al trastorno, como enfermedades del desarrollo u hormonales, trastornos lesionales cerebrales etc, sin embargo en la mayoría de los casos no aparecen causas francamente determinantes motivo por el cual se denominó al problema durante mucho tiempo como DISFUNCION CEREBRAL MINIMA.

Lo que nos interesa remarcar aquí, es que la mayoría de éstos niños presentan un CUADRO DEPRESIVO ASOCIADO, frecuentemente BIPOLAR y a veces asociado a hipotiroidismo.
Claro que es muy difícil determinar, como en el problema del huevo y la gallina, si el cuadro depresivo es primario o bien se desarrolla secundariamente ante las enormes dificultades del niño para progresar en la escuela.

Piensen Uds. en un niño de INTELIGENCIA NORMAL O A VECES SUPERIOR, que se encuentra imposibilitado de competir con sus compañeros en el área de la lecto-escritura, que será acusado por sus padres de vagancia, de no poner voluntad, de no querer estudiar cuando no incomprendido por sus propios maestros que califican toda su actividad a través de la lecto-escritura sin darse cuenta que el niño puede aprender y desarrollarse perfectamente en otras áreas excepto en lo referente a la lectura.

La historia abunda en ejemplos, jóvenes que llegaron a doctorarse en la universidad sin saber leer ni escribir, a través del sacrificio de sus madres que les leían permanentemente, genios que fueron expulsados de la escuela primaria por su pésima letra y su inhabilidad para leer y que posteriormente asombraron por su capacidad, niños expulsados de escuelas primarias que dirigen centros importantísimos de computación. Pero la mayoría lamentablemente no entra en la historia.


Sólo sus madres, que se dan cuenta de la inteligencia de sus hijos,saben lo que éstos sufren ante el problema, de las fobias que desarrollan,por lo que muchos de ellos terminan con una DEPRESION SECUNDARIA CRONICA la cuya es realmente difícil revertir.

Sin embargo, en otros casos, la DEPRESION es previa o concurrente con la dislexia, pero aunque ésta depresión sea tratada y curada, mejoraran los síntomas del estado de ánimo y la actitud del niño, pero no el problema disléxico que lo único que necesita es COMPRENSION y por supuesto un tratamiento reeducativo especializado.

Si bien, la comprensión del problema por la parte docente ha mejorado muchísimo ,aún queda mucho por recorrer,sobre todo hacer comprender al docente que es necesario estimular el aprendizaje de éstos niños por otros medios, desarrollando su capacidad innata y generalmente excelente para otras tareas que no tengan que ver con la lecto-escritura y evitando la calificación de sus tareas por la calidad de su letra o la fluidez de su lectura.

Pero creo que un ejemplo, aunque algo antiguo, demostrará mas gráficamente el problema de la incomprensión docente.

Recuerdo hace algunos años, a una madre desesperada ante la inminencia de los exámenes de fin de año a que someterían a su hijo, dado su mal rendimiento durante el período escolar ej el área de lecto-escritura.

El niño, astuto e inteligente tenía un problema disléxico realmente grave, su escritura era inentendible y la madre sabía que a pesar de las certificaciones, notas y aclaraciones que habíamos efectuado varias veces a distintos niveles, el niño al ser examinado en forma escrita perdería el grado otra vez.

Se me ocurrió entonces una idea salvadora. Le hablé al médico del pueblo del niño y le pedí, explicando el problema, que le enyesara el brazo derecho. Llegó el día del examen y ante la circunstancia, la maestra, lamentando el «esguince» sufrido por el «pobre chico» no tuvo mas remedio que examinarlo en forma oral resultando el examen aprobado brillantemente.
Si Ud amigo lector, se detiene un momento en pensar en todo lo que este ejemplo verídico significa creo que las palabras estarán de más.

Dr. Oscar R. Carrión

Depresión y sueño

Depresión y sueño

Hemos ya referido insistentemente que la DEPRESION no es una enfermedad del espíritu ni de la instancia psicológica sino que afecta a la totalidad del organismo y que todo paciente depresivo sufre además diversos trastornos francamente objetivables en varias áreas corporales.

Es así que en general presenta PERDIDA DE PESO con anorexia o falta de apetito (en ocasiones puede haber bulimia que es el deseo de comer compulsivamente)

El aspecto sexual se halla casi siempre fuertemente afectado con pérdida del deseo tanto en el hombre como en la mujer.

A las alteraciones de la voluntad y de la ideología que se torna de contenido pobre y depresivo y los trastornos hormonales hay que agregar frecuentes trastornos gastrointestinales, dolores de estómago, crisis de espasmo en vías biliares con vómitos biliosos, constipación (y en algunos casos colon irritable con facilidad por las diarreas).

Los trastornos circulatorios no van en zaga,sobre todo en los casos fóbicos los picos de tensión arterial máxima, en otros crisis de hipotensión (caídas de presión), dolores precordiales.
Si a esto agregamos síntomas respiratorios (angustia respiración suspirosa, sensación de esfuerzo respiratorio) y urinarios como urgencia de orinar,con deseos frecuentes tenemos justificado el porqué del nombre de la ENFERMEDAD DE LAS MIL CARAS dado a la depresión.

Pero si hay un área que SIEMPRE se halla afectada en la ENFERMEDAD DEPRESIVA es el área del SUEÑO.
Sus alteraciones se han transformado recientemente en un verdadero » marcador biológico » o sea que la constancia de las alteraciones del sueño es tan importante en el paciente depresivo que su investigación y hallazgo se trasforman en un METODO DIAGNOSTICO.

O sea que si bien no todas las alteraciones del SUEÑO pertenecen área de la depresión ,SI ocurre lo contrario o sea que NO HAY PACIENTE DEPRESIVO QUE NO TENGA ALTERADO SU MECANISMO DE SUEÑO.
Y es lógico que así sea ya que el mecanismo del sueño depende del normal funcionamiento de diversos neurotrasmisores cuyo metabolismo se halla,como vimos,severamente alterado en la enfermedad depresiva.
ESAS ALTERACIONES, van desde el insomnio típico con la dificultad de conciliar el sueño hasta altas horas de la noche con dificultad para despertar por las mañanas.(retraso de fase del ritmo circadiano) hasta el despertar temprano o despertar nocturno que caracteriza a la depresión endógena.

EN EL PRIMER CASO, más frecuente en el deprimido ansioso o fóbico el paciente no puede conciliar el sueño,a veces hasta altas horas de la noche, pero cuando lo logra, continúa durmiendo hasta bien entrada la mañana cuando no hasta el mediodía.

LOGICAMENTE ESTO PROVOCA la reacción familiar, como si el problema dependiera de la voluntad del paciente. Si es así, ¿por qué el paciente jamás tiene deseos de realizar actividades por la mañana por atractivas que éstas resulten?

POR LA NOCHE en cambio, ensueño no se presenta por más voluntad que ponga el individuo.
La perturbación se halla, como vimos anteriormente en el trastorno que la depresión produce en EL RELOJ BIOLOGICO INTERNO cuya fase SE RETRASA en éstos casos.

OTRO GRUPO DE DEPRESIVOS, los ENDOGENOS UNIPOLARES O BIPOLARES presentan en cambio una alteración diferente.

Apenas apoyan la cabeza en la almohada, suelen dormirse con rapidez, entrando velozmente en un período de sueño llamado REM por que en él se producen rápidos movimientos oculares y muchos fenómenos que explicaremos más adelante en otra nota dedicada al sueño.

EL SUEÑO EN ESE CASO comienza bruscamente, pero también se interrumpe con facilidad, produciéndose despertares frecuentes durante la noche, a veces con total lucidez, deseos de levantarse y trabajar como si se hubieran dormido muchas horas.

En otros casos, es CARACTERISTICO el despertar temprano, de 4 a 6 de la mañana permaneciendo luego el paciente cansado el resto del día.

LO IMPORTANTE ESTA EN CONOCER que cuando una persona cambia su ritmo habitual de sueño ES CASI SEGURO que se está ante la presencia de UN TRASTORNO DEPRESIVO y que FRECUENTEMENTE éste trastorno del sueño es EL PRIMER SINTOMA de un brote depresivo el que tratado con rapidez facilitará su evolución y su pronóstico.

Dr. Oscar R. Carrión

La depresión en el niño

La depresión en el niño

Como la mayor parte de estos casos pueden evitarse, se transforma éste en uno de los principales mecanismos de PREVENCION de la DEPRESION. ¿COMO EVITAR ESTOS PROBLEMAS? Yo tengo que trabajar dicen algunos, mi niño queda con una señora muy buena que lo cuida mucho, incluso el nene le dice mamá.

Si la madre obligatoriamente debe trabajar, el padre, la abuela u alguna persona allegada debe tratar de cubrir ese período de tiempo con afecto y cariño pero ese PERIODO DEBE SER LO MAS CORTO POSIBLE, a lo sumo horas.

De allí la importancia de creación de guarderías en los lugares de trabajo, donde la madre pueda ver y amamantar a su hijo frecuentemente, de las licencias por maternidad en los primeros meses de vida donde no deben separarse madre e hijo, ni aún bajo circunstancias de enfermedad de alguno de ellos.
Cualquiera de ellos que deba ser internado debe contar con la presencia del otro el mayor tiempo posible. Naturalmente que resulta terrible ver a veces padres de niños menores que salen de vacaciones dejando a sus niños al cuidado de otros familiares por largos períodos.

Esa señora, que tan bien cuida del niño, a quién éste lógicamente llama MAMA, un día tiene problemas familiares, se cansa o tiene diferencias económicas y la madre biológica del niño decide cambiar a su «mamá»

El niño sufrirá entonces la separación,cambiará bruscamente su entorno e incluso su conducta pero quedará más VULNERABLE hacia el futuro, aunque otra buena señora con muy buenas intenciones reemplace a la primera.

En el mejor de los casos la «mamá contratada» no cambiará, continuará haciéndose siempre cargo del niño INCLUSO A VECES LOS FINES DE SEMANA. Claro que en ese caso será ella la verdadera MADRE del niño, aquella que posibilitó un normal desarrollo y evolución de éste a lo largo de su infancia,aunque éste llame mamá a su madre biológica.

Cuando el niño entra en los dos años aparecen ya similares posibilidades de desarrollo de trastornos depresivos tanto desde el punto de vista de la ANSIEDAD FOBICA como del de la DEPRESION como síntoma que incluye la tristeza, inhibición, desesperanza.

Se ha visto en éste período la predisposición a accidentes cuando no francas conductas suicidas, tendencia que va en aumento estadísticamente hasta la adolescencia.
Al igual que en el adulto, en el niño o el adolescente la DEPRESION puede aparecer como fenómeno primario, ENDOGENO, o sea debido a predisposiciones genética o hereditarias, pero también aparece la DEPRESION SECUNDARIA sobre todo debido a un trastorno FOBICO PREVIO o también en conjunción con otras enfermedades como el hipotiroidismo, la artritis reumatoidea, diabetes etc.

Frecuentemente la depresión infantil se expresa con tensión e inquietud, tristeza en ocasiones, sentimientos de culpa, sobre todo ideas de no ser querido o aceptado por sus padres, ideas a veces de no ser hijo natural sino adoptivo, problemas de concentración y aprendizaje. En casos fóbicos o con componentes compulsivo-obsesivos puede verse fácilmente en la temática de los estudio por test la aparición de la idea de muerte.

A veces un hecho desencadenante importante como la muerte de un ser querido, de un animalito, una enfermedad pueden descargar el FENOMENO DEPRESIVO. En otras se trata de hechos banales aparentemente sin importancia, pero debido a la predisposición constitucional fóbica y a la vulnerabilidad aparece la DEPRESION SECUNDARIA , tan severa e importante como la otra y que igualmente puede a veces determinar conductas suicidas.

Como señalamos arriba, es importante que si bien la DEPRESION DEL NIÑO puede ser prevenida sobre todo actuando sobre la VULNERABILIDAD, rodeando al niño de afecto y cuidado, evitando las separaciones y abandonos tempranos, en los casos en que igualmente se produzca debe consultarse con PREMURA AL ESPECIALISTA. La común política de «esperar a ver que pasa o esperar que solo se va a pasar»ha ocasionado más de una tragedia cuando no inútiles sufrimientos al niño que pudieron evitarse.

Ante un fenómeno depresivo en un niño el psiquiatra evaluará el aspecto físico del mismo, descartando elementos que sugieran enfermedad hormonal o trastornos metabólicos. Solicitará la colaboración de la psicóloga en el importante paso de evaluar con test la esfera psicológica, midiendo la capacidad intelectual y evaluando los mecanismos proyectivos,el perfil de personalidad y mensurando los elementos depresivos si se hallan presentes.

Evaluará análisis clínicos , Electroencefalograma y todo otro elemento auxiliar de diagnóstico que considere oportuno y necesario.
Estudiará ante todo, a la familia y su entorno y la relación de ésta con el niño.

Si se establece el diagnóstico de depresión, estudiará el tipo y clasificación y la posibilidad importante de intervenir con psicoterapia con el niño y la familia con la colaboración de la psicóloga.
En caso de valorarse la necesidad de medicación, ésta debe ser administrada por el especialista en DOSIS ADECUADAS, tranquilizando a la familia y explicando los problemas que pueden presentarse durante el tratamiento y el riesgo que acarrea el hacerlo mal, sobre todo en dosis inadecuadas o suprimidas sin la consulta especializada.

Se ha visto con frecuencia en el mundo los comunes casos de niños derivados al especialista por otros médicos. Cuando el especialista indica una medicación y su dosis correspondientes, el medico del niño, ante el temor inseguridad y desconocimiento «por las dudas » no dice nada y reduce la dosis a la mitad. El niño va a su casa y luego aparece la abuela que lee el prospecto y ante el temor que le ocasiona indica a la madre bajar la dosis sin decir nada.

Se llega así a ver verdaderos desastres en los resultados terapéuticos que se hubieran evitado siguiendo al pié de la letra los consejos de quién se especializa y dedica enteramente al problema.

Dr. Oscar R. Carrión

Cómo reconocer a un depresivo adolescente

Cómo reconocer a un adolescente depresivo

De las múltiples formas en que la enfermedad depresiva se disfraza para acomodarse en el ser humano, en cada edad adopta características comunes a las otras, pero también diferenciales y especificas de ella misma.

La adolescencia es un difícil periodo de transición entre la infancia y la adultez. A medida que la historia de la humanidad transcurre, el periodo adolescente, o sea el hecho de adolescer de las necesarias condiciones para ser adulto, se extiende mas y más en el tiempo.

En sociedades primitivas, la adolescencia prácticamente no existía y el joven de 13 o 15 anos era considerado ya prácticamente un adulto pues estaba capacitado para la guerra y para procrear.
Con el transcurso de la historia, el aumento de la tradición oral y escrita, de la experiencia humana y el asombroso irrumpir de la información, el periodo de adolescencia, no solo se alarga, en algunos casos hasta casi diez anos, sino que su transitar se complica generando nuevas dificultades y trastornos que le son propios.

Pero, como vimos anteriormente, la enfermedad depresiva no respeta edades, ataque tanto a un viejo como a un lactante si es abandonado por su madre, y por supuesto a un adolescente.
Este periodo de la vida se caracteriza por un aumento especial de la vulnerabilidad, claro que dependerá, como en otros casos, de la constitución genética del individuo y de las defensas que haya adquirido en la infancia, el amor y la seguridad que sus padres hayan volcado sobre èl.

El joven, que se asoma por primera vez a la vida adulta, a la independencia, a la falta de total protección de sus padres puede vivir con sentimientos de angustia o tristeza el tener que abandonar el refugio de la infancia, o en otros casos desear fervientemente llegar a la adultez, signo de independencia y libertad absolutas.

El problema es que esta transición no siempre se lleva a cabo con serenidad ni exenta de sobresaltos. La irrupción del instinto sexual y sus caracteres secundarios. El conflicto generacional que eso produce, el choque con las costumbres de la generación de sus padres, la influencia de los medios de comunicación, expertos en el manejo de opinión y que toman al joven inexperto sometiéndolo fácilmente a sus designios no siempre tan santos.

Normalmente entonces, el adolescente reacciona con sentimientos de omnipotencia y rebeldía, ejercita la nueva libertad, juega con ella le cuesta aceptar las reglas sin explicación, tiende a transgredir las normas. Es altamente sugestionable y manejable, permeable a las influencias del amigo y sobre todo del grupo o clan que integra.

La verdad estará en sus compañeros y no en la palabra de sus padres, para él, anticuados y estúpidos.
Pero todo esto no es gratuito. Produce un buen desgaste energético y el sistema nervioso, cuando no se halla genéticamente predispuesto para resistir tensiones, reacciona a veces con depresión, el metabolismo se altera, la conducta cambia. En otros casos las defensas se pulverizan y el joven entra en un proceso de enajenación psicotica, pero eso es otra cuestión.

Es esta forma, el adolescente aparece con tristeza, deja de arreglarse, se abandona físicamente, se viste mal, lo peor de todo esto es que es interpretado como un fenómeno de moda por sus familiares y hasta por profesionales sin conocer la verdadera esencia del fenómeno.

Su conducta se altera, generalmente hacia la agresividad, su concentración falla, sus estudios empeoran, en ocasiones se ve impulsado a beber alcohol o consumir drogas, con lo que calma inicialmente la angustia provocada por la enfermedad, pero con un mal destino sin dudas.

En casos extremos llega hasta el suicidio, inexplicable generalmente para familiares y amigos.
Otros casos, cuando en el adolescente predominan ciertos elementos constitucionales, aparecen las fobias, en general referidas al propio cuerpo (dismorfofobias) Se ven flacos, delgados, gordos, narigones, de mal andar, con deformaciones locales y piensan que todo el mundo los mira por eso, comienzan a aislarse, no salen, entrando paulatinamente en el peligroso mundo de la depresión secundaria.

En otros casos, aparecen las fobias a enfermarse, el temor al SIDA en la época actual, el temor al cáncer. Otros, menos afortunados, comienzan en esta edad a sufrir crisis de pánico, estados o ataques inesperados, con temor a descomponerse, palpitaciones, traspiraciones, sofocación, miedo a enloquecer, a perder el control de si mismo y hacer el ridículo.

A posteriori, y especialmente en las mujeres, luego de algunas crisis de pánico se va desarrollando el síntoma de la agorafobia, o sea que van dejando de salir por la calle, por temor a descomponerse, concurrir a lugares públicos o viajar en transportes, confinándose a sus casas y desarrollando un cuadro depresivo que a veces culmina con la ingestión de alcohol, el abuso de drogas cuando no con el suicidio.

Dr. Oscar R. Carrión