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Pacheco de Melo 1827, P.5º

C.A.B.A. | Argentina

Testimonio. Mi primer ataque de pánico.

A los 25 años tuve mi primer ataque de pánico, vino repentinamente yo estaba en un colectivo sentí que se me aceleraba el corazón me transpiraban las manos, cada vez tenía más miedo y cada vez las sensaciones eran mas fuertes hasta que en un momento vi a la gente que allí se encontraba en foco pero yo me veía nublada con una sensación de debilidad.

Salí corriendo de la situación toque el timbre desesperada corrí dos cuadras sin saber a dónde iba, me subí a un taxi. Al llegar a mi casa me sentía como si me hubieran pegado, fue tal la lucha que tuve contra las sensaciones que me dolía todo el cuerpo.

A partir de esto evite viajar en colectivo solo lo hacia en remis. Hasta que otra vez apareció el fantasma del pánico y esta vez fue en un remis, tuve que evitar los remises.

Un día entre tantos retire mi beba de la guardería camine dos cuadras en forma normal, luego comenzaron las sensaciones; sudoración, taquicardia y la terrible idea de que me iba a morir en es instante. En un acto irracional salí corriendo con mi hija en brazos cruzando una avenida y dos calles sin respetar el tránsito poniendo en riesgo mi vida y la de mi hija .Creí que me estaba volviendo loca.
Estas sensaciones aparecían esporádicamente, con el tiempo aumento su periodicidad, hasta llegar a más de una vez por día. Quedaba muy cansada.

Deje de trabajar porque el pánico no avisaba y también se había metido en mi trabajo, no lograba concentrarme y en lo único que pensaba era como me iba a retirar, que estuviera mi compañera con la cual nos volvíamos caminando.
Ya no tenía un lugar específico, todos los lugares le venían bien, de hecho yo siempre estaba alerta, esperando que en cualquier momento pasara lo peor.

No colectivo, no remis, no taxi, no caminar sola por la calle, no poder llevar a mi hija a ningún lado ya que me era imposible salir sola a cualquier lado, esto no era vida, era depender todo el tiempo de alguien de confianza para poder llevar a mi hija al médico para salir al supermercado para ir al almacén, para comprar un regalo y si la persona de confianza no podía venir no se hacia nada de esto, cancelaba el turno con el médico, pedía comida delivery o iba a la fiesta sin regalo justificando que no había tenido tiempo.

Así viví 13 años, mi carácter había cambiado ya no reía, vivía de mal humor todo el tiempo y con mucha culpa por no poder darles a mis seres querido mis hijos, mi marido una vida normal.

Visite a un montón de profesionales desde el medico clínico, cardiólogo, (los cuales no me encontraban nada), psicólogos y por ultimo psiquiatra.

Me medicaban hablábamos de mi infancia de mis padres etc. Pero yo seguía sin poder salir de mi casa lo único que cambiaba era que tomaba ansiolíticos.

En marzo de este año 2005 concurrí con mi esposo a la fundación Fobia Club, con mucha desconfianza y muy enojada por la vida que me había tocado vivir. La primera pregunta que le hice al Dr. Bustamante fue me voy a curar?  a la cual el me respondió que si.

Sin mucha fe pero siguiendo los pasos que me indico, me realice los estudios. Cuando tuve todos los estudios fui a ver al Dr. Carrión quien los miro y me dijo que iba a andar bien en poco tiempo, por supuesto no le creí, esto lo venia padeciendo hace 13 años, pero le di para adelante acepte la medicación que el considero y realice la terapia de grupo.

Cuando llegue al grupo me encontré con un montón de gente que estaba como yo, que hablaban el mismo idioma, que me entendían. Fue maravilloso ver como los coordinadores nos integraban y nos exponían a todos los medios de transportes que hacia mucho tiempo que no utilizaba. Al tercer sábado del grupo me anime alentada por un coordinador y fui sola al encuentro tomándome el subte y luego el colectivo.

Fue el día mas grandioso de mi vida volvía a nacer podía moverme libremente era responsable de mi misma no necesité de nadie.

A partir de ese día y hasta la fecha volví a ser una persona independiente, volví a reír, a disfrutar de las pequeñas cosas y a valorar tantas otras. Volví a darle un sentido a mi vida volví a ser YO.

Ahora puedo salir de compras con mi hija, podemos compartir todo lo que antes delegaba a otra persona tanto sea el padre o un familiar, para que tuviera una vida social como cualquier chico. También llevo a mi hijo de 1 año y 9 meses a la plaza, al pelotero, cosas que con mi hija no pude.

Solo tengo palabras de agradecimiento para la Fundación Fobia Club por todo el apoyo que me dieron, por haberme hecho sentir segura para afrontar mi enfermedad, y por la seriedad y profesionalismo que trabajan para la pronta recuperación de cada uno de los pacientes.

G R A C I A S
Sandra Di Virgilio