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Pacheco de Melo 1827, P.5º

C.A.B.A. | Argentina

La depresión en el niño

Como la mayor parte de estos casos pueden evitarse, se transforma éste en uno de los principales mecanismos de PREVENCION de la DEPRESION. ¿COMO EVITAR ESTOS PROBLEMAS? Yo tengo que trabajar dicen algunos, mi niño queda con una señora muy buena que lo cuida mucho, incluso el nene le dice mamá.

Si la madre obligatoriamente debe trabajar, el padre, la abuela u alguna persona allegada debe tratar de cubrir ese período de tiempo con afecto y cariño pero ese PERIODO DEBE SER LO MAS CORTO POSIBLE, a lo sumo horas.

De allí la importancia de creación de guarderías en los lugares de trabajo, donde la madre pueda ver y amamantar a su hijo frecuentemente, de las licencias por maternidad en los primeros meses de vida donde no deben separarse madre e hijo, ni aún bajo circunstancias de enfermedad de alguno de ellos.
Cualquiera de ellos que deba ser internado debe contar con la presencia del otro el mayor tiempo posible. Naturalmente que resulta terrible ver a veces padres de niños menores que salen de vacaciones dejando a sus niños al cuidado de otros familiares por largos períodos.

Esa señora, que tan bien cuida del niño, a quién éste lógicamente llama MAMA, un día tiene problemas familiares, se cansa o tiene diferencias económicas y la madre biológica del niño decide cambiar a su «mamá»

El niño sufrirá entonces la separación,cambiará bruscamente su entorno e incluso su conducta pero quedará más VULNERABLE hacia el futuro, aunque otra buena señora con muy buenas intenciones reemplace a la primera.

En el mejor de los casos la «mamá contratada» no cambiará, continuará haciéndose siempre cargo del niño INCLUSO A VECES LOS FINES DE SEMANA. Claro que en ese caso será ella la verdadera MADRE del niño, aquella que posibilitó un normal desarrollo y evolución de éste a lo largo de su infancia,aunque éste llame mamá a su madre biológica.

Cuando el niño entra en los dos años aparecen ya similares posibilidades de desarrollo de trastornos depresivos tanto desde el punto de vista de la ANSIEDAD FOBICA como del de la DEPRESION como síntoma que incluye la tristeza, inhibición, desesperanza.

Se ha visto en éste período la predisposición a accidentes cuando no francas conductas suicidas, tendencia que va en aumento estadísticamente hasta la adolescencia.
Al igual que en el adulto, en el niño o el adolescente la DEPRESION puede aparecer como fenómeno primario, ENDOGENO, o sea debido a predisposiciones genética o hereditarias, pero también aparece la DEPRESION SECUNDARIA sobre todo debido a un trastorno FOBICO PREVIO o también en conjunción con otras enfermedades como el hipotiroidismo, la artritis reumatoidea, diabetes etc.

Frecuentemente la depresión infantil se expresa con tensión e inquietud, tristeza en ocasiones, sentimientos de culpa, sobre todo ideas de no ser querido o aceptado por sus padres, ideas a veces de no ser hijo natural sino adoptivo, problemas de concentración y aprendizaje. En casos fóbicos o con componentes compulsivo-obsesivos puede verse fácilmente en la temática de los estudio por test la aparición de la idea de muerte.

A veces un hecho desencadenante importante como la muerte de un ser querido, de un animalito, una enfermedad pueden descargar el FENOMENO DEPRESIVO. En otras se trata de hechos banales aparentemente sin importancia, pero debido a la predisposición constitucional fóbica y a la vulnerabilidad aparece la DEPRESION SECUNDARIA , tan severa e importante como la otra y que igualmente puede a veces determinar conductas suicidas.

Como señalamos arriba, es importante que si bien la DEPRESION DEL NIÑO puede ser prevenida sobre todo actuando sobre la VULNERABILIDAD, rodeando al niño de afecto y cuidado, evitando las separaciones y abandonos tempranos, en los casos en que igualmente se produzca debe consultarse con PREMURA AL ESPECIALISTA. La común política de «esperar a ver que pasa o esperar que solo se va a pasar»ha ocasionado más de una tragedia cuando no inútiles sufrimientos al niño que pudieron evitarse.

Ante un fenómeno depresivo en un niño el psiquiatra evaluará el aspecto físico del mismo, descartando elementos que sugieran enfermedad hormonal o trastornos metabólicos. Solicitará la colaboración de la psicóloga en el importante paso de evaluar con test la esfera psicológica, midiendo la capacidad intelectual y evaluando los mecanismos proyectivos,el perfil de personalidad y mensurando los elementos depresivos si se hallan presentes.

Evaluará análisis clínicos , Electroencefalograma y todo otro elemento auxiliar de diagnóstico que considere oportuno y necesario.
Estudiará ante todo, a la familia y su entorno y la relación de ésta con el niño.

Si se establece el diagnóstico de depresión, estudiará el tipo y clasificación y la posibilidad importante de intervenir con psicoterapia con el niño y la familia con la colaboración de la psicóloga.
En caso de valorarse la necesidad de medicación, ésta debe ser administrada por el especialista en DOSIS ADECUADAS, tranquilizando a la familia y explicando los problemas que pueden presentarse durante el tratamiento y el riesgo que acarrea el hacerlo mal, sobre todo en dosis inadecuadas o suprimidas sin la consulta especializada.

Se ha visto con frecuencia en el mundo los comunes casos de niños derivados al especialista por otros médicos. Cuando el especialista indica una medicación y su dosis correspondientes, el medico del niño, ante el temor inseguridad y desconocimiento «por las dudas » no dice nada y reduce la dosis a la mitad. El niño va a su casa y luego aparece la abuela que lee el prospecto y ante el temor que le ocasiona indica a la madre bajar la dosis sin decir nada.

Se llega así a ver verdaderos desastres en los resultados terapéuticos que se hubieran evitado siguiendo al pié de la letra los consejos de quién se especializa y dedica enteramente al problema.

Dr. Oscar R. Carrión